Los cuatro amigos de siempre - GilbertoRendónOrtiz

Síntesis por vistazo.
Sus tías cuestionan la calidad de infante de un niño de 11 en silla de ruedas; conoció a un amigo Emilio (que cita obras de Salgari), inmediatamente a Karl (obsesivo con lo árabe) que pierde su silla, Julio (afín a Emilio) y Jack (afín a Karl) que jugaban en un árbol, el niño establece que son amigos reales a el tiempo que cuestiona la realidad de su situación; rescatan la silla, regresan a su habitación a tiempo para la revisión de la temperatura que hace su abuela. El niño revela que su situación es más compleja que sólo la silla de ruedas, le toca enfrentar la fiestas navideñas sin su abuela (convaleciente), recuerda que el año pasado Karl entró a su cuarto, jugaron y se fueron temprano, se encuentran con los demás, gana en una competencia de sillas de ruedas (que incluía vuelo y baile en silla); otra vez se alude a un episodio de fiebre para volver a la realidad.  Por último la fiebre se antepone narrativamente a la visita de Jack que le regala un cachorro de lobo lo pone a arrastrar la silla convertida en trineo llevando a los cinco, caen, acampan, buscan el rayo verde; al regresar le cuenta todo a su abuela quien le niega que sea real.  La salud de su abuela recae y ya no está en la casa, la suya también y llegan sus amigos, flotan por el cielo y el niño devela los obvios apellidos de sus amigos, desde arriba ve su cuerpo.  En tercera persona se nos cuenta cómo la abuela, ordenando los libros, se da cuenta de quienes eran los amigos.

Comentario.
El estilo exige concentración, tratando de simular una supuesta lógica infantil se inscribe en una gramática enrevesada, el vocabulario tampoco es tan cotidiano; pese a la ambientación, expresiones y referencias, se cuela un castellano español.  La portada revela lo que en la narración debería ser un golpe de sorpresa.  Es bueno cómo poco a poco la narración se instala en lo imaginario.  Por ello no se entiende el desenlace de poco tacto.
Identificar a los amigos tangibles con los libros imprime un cuestionamiento a la necesidad de tenerlos; tampoco concuaza el ofrecimiento de 'cuentos' si se alude a literatura más seria o extensa.  Aparecer en una colección con vocación definida parece exigir que tenga una dirección y contenidos claros, en ese sentido, es poco claro a quién se dirige el texto, y la respuesta más fácil es que se dirige a niños en la misma situación que el protagonista para que lean y se resignen a morir, los padres se resignarán sólo si dieron lecturas a sus niños.

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