El primer capítulo es un delicioso autoelogio; el niño ególatra se encuentra con una niña que sin contradecir su egolatría le lleva a practicar los contrario.
Comentario.
Es interesante cómo hay salidas lógicas para justificar la egolatría; todo el relato discurre sin interrupciones a pesar de el giro dialéctico.
Buena decisión editorial de trasponer la escritura infantil. Los dibujos quedan son adecuados y ganan cuando emulan el estilo infantil.
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